Poemas extraídos de "Viajes a una fresa" y "Filosofía de la cuchara".
El país de Justoantes
El instante en que apagan las luces del teatro
cuando el telón comienza a subir poquito a poco
y yo busco tu brazo ilusionado.
El primer trago de cerveza justo antes
cuando estalla en el paladar anticipado
de tu imaginación.
Los minutos previos al partido decisivo
cuando todos jugamos como Messi
y marcamos nuestro golazo del siglo imaginario.
Ese momento en que por fin te sientas
abres el libro
y las palabras se colocan en sus puestos.
El pasillo de miradas y sonrisas
que atravesamos acelerando el paso
para llegar cuanto antes
al salón del primer beso.
Ese mordisco en la sandía del universo
que son las primeras noches de verano
cuando comienza a despertarse
el leopardo de las constelaciones
y todo es un misterio de luz y olor a nuevo.
La fiesta de saber que mañana es fiesta
el baile de la víspera del baile
el único momento de felicidad completa
justo antes de que la felicidad empiece.
Porque luego nunca es para tanto
París es más bonito en las películas
el gol de tu vida da en el palo y sale fuera
te pasas la función pensando en el beso a la salida
y con el beso tampoco descarrilan los planetas.
Hay un robo en todo lo que empieza
algo se pierde para siempre
en el cementerio de lo que no sucede
hay un crimen contra la oscuridad
en cada luz prendida.
Ojalá pudiéramos hacernos un palacio
en el pequeño país de Justoantes
alegres como dioses tristes
reinar allí una temporada
emperadores de la nada
dueños de la única esquina de este mundo
que las sucias manos de la realidad
no alcanzan.
Teatro del absurdo
“Las lágrimas del mundo son inmutables.
Por cada uno que empieza a llorar,
en otra parte hay otro que cesa de hacerlo”.
Esperando a Godot, SAMUEL BECKETT
En el segundo exacto en que aterrizó
la bomba de Hiroshima
hubo alguien en algún lugar del mundo
que no podía abrir un bote de guisantes.
Mientras caen los cuerpos
desde la planta 65 de las torres gemelas
en la planta 18
una mujer sale del baño
y sonríe aliviada ante el espejo.
En el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau
se eleva cada jueves una columna de humo negro
mientras en el roble más cercano es primavera
dos mariposas amarillas hacen el amor y son felices.
El mismísimo día del fin del mundo
se seguirán rompiendo los calcetines por el dedo gordo.
Pero bajemos a tu vida:
¿Recuerdas el momento en el que comprendiste
que habían dejado de quererte?
La noche interminable
bajo el cielo intoxicado de septiembre
y aquel sabor a whisky y aquella horrible telaraña,
pues al día siguiente aunque ya no lo recuerdes
el sol saltó del horizonte como un niño de la cama
te cepillaste los dientes como siempre
y luego pisaste un chicle de camino al metro.
Después de tu muerte o de la mía,
ojalá que sea dentro de muchos años,
ese mismo día por la noche
seguirá estando rica la tortilla de patata
alguien que nos quiso con locura volverá del tanatorio
se rascará la espalda y encenderá la tele a ver qué ponen.
Detrás de cada aquíyahora
siempre hay una allídespués agazapado
unos metros más allá de lo terrible
habrá alguien que silbe
de una patada a alguna piedra
y siga caminando.
Empezamos a intuirlo
la gran tragedia humana
no es que echemos de menos un guion bien construido
ni un teatro mejor iluminado
ni siquiera que nos falte el Director de escena
la verdadera gran tragedia es
sencillamente eso
que no hay tragedia.
Conversación imposible en el museo de Ciencias
No sé por qué
pero miro tus piedras y tus huesos
detrás de este cristal
y te imagino triste.
Y hoy en el interior de mi cráneo,
tan parecido al tuyo,
me gustaría que nos sentáramos, abrir una cerveza fría
y hablar de hombre a hombre
hasta la noche.
No te lo vas a creer
pero todo parece indicar que de momento
vamos ganando.
Los mamuts esqueletos bajo tierra
las serpientes cada vez molestan menos
los leopardos, las panteras y los osos
nos evitan las pisadas en el bosque.
Los terremotos cada vez más previsibles
hasta las enfermedades han retrocedido
aunque no lo suficiente
para ellas nunca es suficiente.
Hace mucho que dejamos las cuevas definitivamente a los murciélagos
vivimos en pequeños orificios más cuadrados
sin arañas ni goteras.
Menos frío
Menos hambre
Menos bosque
Más palabra
Más locura
Mismo miedo
Hemos ocupado el mundo con sangre, paciencia y carreteras
lo hemos llenado de gente como tú, como nosotros.
¿Te acuerdas de aquel hueso redondo
que te iluminaba el cielo por la noche?
Ahí sigue,
cuando vuelvo a casa
lo miro casi con tu mismo asombro
aunque
no pueda separarlo de la palabra “luna”
ni
de tres o cuatro canciones con guitarra
ni de un tipo flotando en traje de aluminio.
No sé si llegaste a distinguir el ruido de la música
pero creo que inventaste la belleza
la tarde que puliendo flechas
te dio por guardar aquella piedra
tan negra, tan lisa, tan distinta
tú no notaste nada
pero allí estaban escondidos el Partenón , Rembrandt
la novena de Beethoven,
Shakespeare, Marilyn o Stanley Kubrick.
Por eso quiero brindar contigo
por tus alas de ambición
y tus garras de pregunta.
Gracias por quedarte mirando aquella puesta de sol inútilmente
por el deseo girando en tu pupila
y el orgullo sin nombre de tu especie
gracias por el fuego y el hacha y la ternura.
Por ponerte de pie hasta hacer que al suelo
le naciera para siempre el horizonte,
por tu ingeniosa manera de buscarle nuevos
e intrépidos usos a la boca.
Gracias por el llanto y por la lámpara de aceite
por el grito y su extraña propensión a la palabra
por complicarte la vida
por el amor, tan animal y tan extraterrestre.
Por tus terribles ganas de estrangular al tiempo
que también son mías
que también son nuestras.
Y no sé qué más decir para animarte:
que tu mano en la pared aún se conserva
y que los bisontes ahí siguen
como recién pintados.
Yo iba a ser Bogart
Ya no te acordarás
pero al principio
jugué la carta de tipo aventurero
interesante
de esos que sonríen en las cafeterías
cuando se cierra el plano
a pesar de que la peli es triste.
Un poco Bogart…
aunque es verdad,
siendo sinceros,
que con bastante menos clase
y peores diálogos,
pero sin mala hostia.
Desde el vestíbulo
cualquier tugurio parece interesante.
Yo te dejaba allí para que vieras
en penumbra el resto de la casa
la parte presentable
es decir
que tengo mundo interior
que he leído a Platón y a Raymond Carver
que he visto algo de mundo
que escribo cosas parecidas a poemas
y ese tipo de sandeces.
Dos años después
y a estas alturas
tú ya sabes que no era para tanto
sabes de sobra
que vivo en tres bombillas
escondo muertos en la nuca
lleno el tiempo de escarabajos huecos
y desayuno convertido en una cabra.
Otro pobre hombre
tan cobarde y egocéntrico y obseso y …
debo repetir lo de cobarde.
Pero hoy, no sé,
la tarde se ha quedado en calzoncillos
y todas esas máscaras danzaban por el suelo
así que he decidido…
¿por qué no?
cambiar de carta.
Voy apostarlo todo a tu ternura
voy a creer del todo en mi torpeza
como Chaplin
con toda mi miseria por delante
por si te apetece
por si todavía
por si nunca es tarde.